En el lugar en donde había una bonita
ermita, que era la ermita de
San Blas desgraciadamente derruída, nos ha quedado el presente
arco como testimonio imperecedero de aquellos tiempos en los que se bendecían los
rollos el tres de febrero, festividad del
Santo. El arco está convenientemente reforzado para que todavía dure muchos años en pie. Un abrazo