En primer término vemos una
finca sembrada de guisantes, después otra de cebada y al final, Antoñana. El año 2007 fue catastrófico el rendimiento que se obtuvo de la cosecha de guisantes pues les entró un
hongo en la raíz y no se desarrollaron bien, siendo el ababol o
amapola, la plaga que se apoderó de la tierra. Los
campos se vistieron de un rojo precioso, eso sí. En cambio no se había visto en toda la
historia, desde que el mundo es mundo, una cosecha mejor de cereales. Esto es ciertro puesto que nadie de las personas vivas recuerda un año mejor que el pasado y si no hay recuerdo de otra mejor, no la vayas a buscar cuando se labraba con mulas y no se hacía otra cosa que arañar la tierra con un arado del tiempo de los
romanos, sin abonar y el terreno siempre lleno de mielgas que acotolaban los pocos nutrientes naturales que quedaban después de siembra permanente durante siglos.
Deza, un abrazo