A mediados del siglo pasado había muy pocos
almendros en nuestro
pueblo puesto que cada año solían helarse las
flores. Cuando empezaron a mejorar los tiempos invernales, aquí se plantaros muchos
árboles y hubo años en los que se hacían buenos cuartos con las
almendras. Ahora ha decaído mucho el precio y no se tienen en estima las
fincas de almendros por lo que llegará el día que se abandonen todos a su suerte, según mis apreciaciones. Un abrazo
Deza