Los buitres no comen
cerezas, ni de
postre. A ellos los crió Dios para que limpiaran la tierra de pestilencias puesto que se alimentan de
carroña. Es una suerte que tengamos unos
amigos tan buenos y unos vecinos tan especiales que lo único que nos han pedido siempre, han sido las sobras, todo aquello que tenemos que apartar de nuestra vista, porque sería dañino para nuestra salud. Ya no suelen verse por
Deza en cantidad, tal como podemos verlos en la
foto, de hace pocos años. Suponemos que los cuiden bien y que no perdamos un tesoro tan preciado. Un abrazo