En tiempos de antaño no creo que la presente "criatura" estuviese en el estado en que la vemos. Entonces el amo ya la hubiese sacado a la era y allí, amorosamente le hubiera quitado el polvo y engrasado convenientemente pues se acarcaba el tiempo de darle faena casi diaria, durante tres meses seguidos. Bueno lo de quitarle el polvo era para verla como nueva el primer día, pues de polvo no le habría de faltar en todo el verano. Polvo, paja y grano, que ella en su instinto de conservación, iría sacándose... Por estas fechas, al comienzo del verano, ya se comenzaba a segar alguna cebada y venían los primeros peones del levante español a ganarse unas pesetillas. Se sentaban al atardecer en la Plaza y se ponían al servicio del primero que los contratara, simplemente dando su palabra pues no se hacía ningún documento escrito. Aquella noche ya había que darles cobijo, generalmente en el pajar de la era, que era un buen lugar para dormir. Lo malo es que no había luz eléctrica y tampoco se podía encender fuego... Esta Ajuria n 3, no sé por qué las máquinas siempre eran de números impares, se guardo convenientemente; pero como vinieron tiempos nuevos, vino un mal viento y la fastidió para siempre pues aquí parece que tendrá su tumba. Y es que ya no sirve para restaurar ni para guardar.
Un abrazo