Allí mismo estaba en el verano de 2007. Durante la semana que estuve, cada día me iba con la bicicleta a recorrer todos los lugares que tantas veces recorrí andando. Estaba yo hablando con Antonio "El Mallén", recordando sus tiempos de pelotari, cuando me fijé que estaba sentado. Casi no recordaba su cara y fue él quien se levantó a saludarme y recordar tan lamentable acontecimiento. En caliente se suelen hacer cosas que después se lamentan.
Un abrazo Yo me había fijado en la nariz de Marcelo pero hasta ahora no sabía la causa que había originado aquel traumatismo. Precisamente en el verano pasado coincidimos varias veces en la tertulia del parque del cementerio viejo. Él viene de paseo y se fuma allí su purillo mientras descansa un rato, antes de subir la cuesta que le llevará a su casa.
Un abrazo. Sí Pefeval, cuando pregunté por él a su hermano, me dijo que no habían podido hacer nada en cuanto a su conducta. Fue parco y yo no insistí con más preguntas. A mi hermano no tuve que ayudarle mucho porque, como sabes, no es problemático. A veces me expresa cierta admiración por la forma de solucionar mis conflictos de hermano mayor y sin protección posible.
Repasando mi historia en Deza, me asombro de la naturalidad con que asumía los conflictos y de la aceptación general que disfruté. Valga... Joer, José Luis, a estas alturas me entero del motivo de la nariz partida de la persona que mencionas; creía que era de nacimiento. Ya sabes que los hermanos mayores cuidaban de los pequeños, como hacías tu con tu hermano. Leíamos muchos tebeos del capitán Trueno y del Jabato y, si nos provocaban, nos poníamos la armadura y nos lanzábamos a la pelea... Pero con el del alfiler tengo muchos reuerdos, reconozco que ninguno bueno, aunque hay personas que desgraciadamente los tienen peores.
Un abrazo Hola Pefeval: Bordas el relato y haces gala de un gran sentido de la observación y de la memoria. Echo en falta el calzado del retratista (es broma). Haces mención a la inocencia de aquellos años y creo que lo dificil es mantenerla; yo lo intento cada día. Lo de los platos es otra historia, pues todos hemos roto alguno, aunque mi especialidad no es la cocina. Por aquellos años se produjo un acontecimiento muy lamentable: Estábamos en la plaza Angel "El Cosco", y yo jugando y llegó Jesús "El Chupina"...