Cuenta la historia que en el año 390 a. c. los galos cisalpinos saquearon Roma. Eran estos celtas hombres aguerridos: feroces guerreros que con sus terribles gritos y su destreza en combate, eran muy temidos y conquistaban todos los territorios a su paso.
Habían cruzado los Alpes, y quizás atraídos por las riquezas de Italia y, sobre todo, por el vino, no dudaron en atravesar también los Apeninos con el fin de saquear Roma.
Muchos romanos, enterados de su avance, escaparon y se refugiaron en...