Que rica la miel Abuelo, aun recuerdo su savor, la de alli. aqui tambien tenemos rica miel, pero no he vuelto a sentir el mismo savor, ni su testura.
recuerdo la compravamos en la casa del sastre del pueblo, muy cerquita de mi casa, el agua miel, tambien me acuerdo, y como nos gustava, lamer el panal!
que buenos recuerdos. como siempre Abuelo, muchas gracias!
Un abrazo. En casa de la abuela estarían unos días atareados separando la miel de los panales; tarea entretenida pues tendrás que apretujar entre tus manos una masa pegajosa de cera y miel y dejarla después que escurra en un viejo cesto, que se encargará de separar ambos componentes para el consumo y si conviene hasta para la venta. Del lavado de la cera se obtiene el aguamiel para hacer el mostillo. De la cera se hacen diferentes tipos de velas, unas muy gruesas y de mucho peso como por ejemplo la del Cirio... A nosotros los chicos nos enseñaban cual era la reina y los zánganos de la colmena y como se hacía la cata; pero huíamos enseguida corriendo, al notar sobre nuestra cabeza el revoloteo de las pobres y enloquecidas abejas que se enredaban en el pelo y su constante zumbido, indicaba que estabas a punto de recibir el temido picotazo.
Todo pasa. El día inolvidable que habías esperado con tanta ilusión se habría cumplido, los cerros cercanos y los ecos entre los valles estarían mudos y silenciosos durante... No confundir nunca con la picada de una avispa pues ésta inocula su veneno y no deja el dizque y además te clavara sus dientes al mismo tiempo dejándote dos señales muy bien diferenciadas. La abeja muere y la avispa sigue viva. La colonia de las abejas es infinita y el de las avispas es muy limitada y no pueden perder individuos que la defiendan de nuevo. Es así la vida.
Un abrazo. Mientras tanto en las afueras y rondando por las piqueras de la pared habría miles de abejas revoloteando y dispuestas a dar su vida por defender su territorio picando a todo aquel que se acercase por allí. Muchos de nosotros ya sabemos que cuando pican dejan el aguijón clavado. Aguijón que sigue vivo puesto que sigue introduciéndose en la piel a pesar de haberse marchado medio destripada, aquella abeja que indefectiblemente morirá al poco rato presa de enormes dolores.