Y donde el cuervo anidaba/(ya no lo recuerda nadie/en el ojo de la esfinge/que está mirando hacia el valle./ De la poesía de Vicente a Peribáñez
Efectivamente, aquí anadaba el cuervo hasta que subió el Isacio y cogieron las crias. En el nido cogió una y la otra voló pero la atraparon en una huerta pues sólo dio ese vuelo. El día siguiente hicieron una merienda y se las merendaron tan a gusto. Pero no fue por gusto: fue una necesidad. Creo que me entendéis ¿no? Saludos Vicente.