El tio Crisantos era primo hermano de mi abuelo Pedro y venía a mi casa de vez en cuando de visita y aprovechaba el viaje para echarse un trago de vino. Un día comento nuestro padre delante de nosotros que el tio Crisantos cuando cogía el porrón, se encanaba. Cierto día que vino y mi hermano pequeño estaba presente, en ese acontecimiento, se le encaró al anciano diciéndole: ¡Tio Crisantos, que se encana...! Se la historia de este relato; pero lo que no se es si lo tendría en cuenta el tio Crisantos, en sucesivas visitas a nuestra casa. Saludos Deza.