En nuestro pueblo de Deza, la recolección consistía generalmente de cereales y leguminosas. El girasol en mis tiempos no se conocía por esta tierra todavía y tampoco se comían pipas. Los cereales eran los mismos que ahora aunque no había tanta variedad en las especies. Eran el trigo, la cebada, la avena y el centeno. Se segaban con hoz, se acarreaban con mulas y se trillaban en la era. También había las leguminosas de secano, tales como la guija, la lenteja, los yeros, los garbanzos que se recolectaban arrancándolos de raiz y la judía y los judiones de regadío. En la era se apaleaban para sacar el grano y los restos se llamaban tastanas y las hacían servir los chicos para hacer hogueras y calentarse en las duras tardes de invierno. Después había una planta aromática que era el anis, que se hacía del mismo modo. Para la siega se necesitaban hombres hechos y derechos pues se tenía que estar todo el santo día y con un sol de justicia, dale que te pego a la hoz. Para el arrancado de las leguminosas y el anís se aprovechaban tanto niños como mujeres de todas las edades y condiciones. El caso es que la gente estaba contenta y se reía y se contaban chistes y chascarrillos a todas horas y así la faena era más llevadera. La vida era quizá más dura; pero más sociable. Un abrazo.