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Preparando la gimkama y los castillos de aire para los más peques de Deza pues ellos también tienen su parcela particular para pasárselo de rechupete. En toda mi infancia no conocí otro sitio para revolcarnos, que las parvas y los pajuceros de las eras. No había estas cosas tan bonitas aunque también nos lo pasábamos a lo grande. Aunque no fuese en las fiestas, teníamos los esbaraculos en los que bajábamos los cerros con un balde viejo o con una sereta de desecho. Lo malo es si rompías los pantalones por las posaderas, al salirse estas del aparato pues la madre te los remendaba de dos maneras: con unas "caricias" en dichas partes y con un pedazo viejo. Algo tenías que exponer para divertirte. ¿No...? Un abrazo.