Viendo este trillo me viene la imagen de la fiambrera para el almuerzo, del sabor de la tortilla de pan, del chorizo, del lomo adobado, de los torreznos... Del burro en que íbamos montadas mi tía y yo camino de la era, del sabor de la tierra cuando dando una coz nos hizo volar por encima de su cabeza, de lo que pinchaba el serón; de la suavidad de la paja trillada y de como picaba pegada a la piel por el sudor ; del calor de las mulas, del color brillante de su piel, de las moscas, de lo bien que lo pasábamos pensando que podíamos trillar solos, del ¡arre, arre! y de que las mulas si te descuidabas se salían de la parva y se iban a comer, de su olor; de aprender las horas del día por la sombra que reflejaban la hierbas, del botijo, de la bota, de lo bien que se estaba a la sombra en la casilla, de su entorno, de las chispas que producían las piedras del trillo, de mi tío...C.