Yo que he conocido bien; pero que muy bien y he dado cuerda a unas cuantas máquinas de ablentar, viejas y nuevas, os puedo contar varias cosas de ellas. La primera que decía mi padre que con las máquinas daba gusto pues horca que echabas, horca que desaparecía, lo contrario que ablentando con el aire que a lo mejor o peor tenías que echar la misma parva cuarenta veces a lo alto, por decir algo; Después, tenéis que saber que con las primeras máquinas, se necesitaba más gente ya que había que darle a la manivela aunque estuvieses medio dormido, pinchar en la tolva aunque te axfisiaras de polvo y de tamo para que cayese parva a las cribas, y retirar el grano, la paja y las granzas. En las antiguas, éstas faenas se podían hacer con tres personas, ahorrándote una pues ponías cuatro cestadas a la tolva y te ibas a hacer varias cosas; que al principio se echaba la parva de lo trillado (sierra) con una cesta y mas tarde con el horcón reformado a tu gusto.
Cuando llegaron las de fuera muy bonitas y de muchos colores, ya venían con rodamientos o sea con cojinetes en los sitios de roce y darle a la manivela costaba menos; pero tenía el inconveniente de que no te podías dormir mientras te tocara darle pues no sacaba la paja de las cribas si aflojabas un poco. Tampoco se podía dormir el que echaba porque tragaba mucho y tampoco el que se encargaba del grano y de la paja. Aquí no podía dormirse nadie ya que había faena para todos y amén. A veces era el rico amo el que dormía tranquilo viendo como le sacaban las castañas de fuego, digo el trigo de la paja. Saludos Deza. Otro día continuaremos...
Cuando llegaron las de fuera muy bonitas y de muchos colores, ya venían con rodamientos o sea con cojinetes en los sitios de roce y darle a la manivela costaba menos; pero tenía el inconveniente de que no te podías dormir mientras te tocara darle pues no sacaba la paja de las cribas si aflojabas un poco. Tampoco se podía dormir el que echaba porque tragaba mucho y tampoco el que se encargaba del grano y de la paja. Aquí no podía dormirse nadie ya que había faena para todos y amén. A veces era el rico amo el que dormía tranquilo viendo como le sacaban las castañas de fuego, digo el trigo de la paja. Saludos Deza. Otro día continuaremos...