En ésta cochera vieja en la que se encerraba la máquina de segar atadora en otros tiempos, es donde se esquilaban las ovejas de los ganados de la Venta Tanas. Se iban a buscar al corral contiguo y una docena de esquiladores las dejaban más frescas que una rosa. Generalmente los esquiladores eran operarios que se sabían muy bien el oficio y en un plis plás, que dice un amigo mío, pues la oveja se veía en la calle sin su abrigo. Claro que en las fechas que se les quitaba ya no lo necesitaban y era un estorbo para ellas puesto que no era prenda de poner y quitar. Los chiquillos invitados al "esquilo", al esquileo está mejor dicho, nos lo pasábamos en grande ayudando y agarrando las ovejas más díscolas, por dentro de la terminada, tan baja que había que ir agachados. Eran días de convivencia de toda la familia y grandes y pequeños nos poníamos las botas comiendo torta y queso artesales, fabricados en la misma casa y en el horno particular que había y que ahora está en ruinas. Cuando uno tiene ya tantos recuerdos es que la niñez quedó lejos...Feliz Navidad y Próspero 2006. Un abrazo Deza.