Hay a quien le gusta conservar cacharros viejos de aquellos tiempos y guardan el trillo, los aladros y aladrillos, las horcas y hasta la máquina de ablentar con todos los trastos de la era. A mi que me los pongan bien lejos pues sudo nada más verlos. ¡Anda que no las pasamos canutas ni ná, con aquellos inventos que los debió de inventar el diablo, para recordarlos a cada momento! Como dice el refrán: parientes y trastos viejos, pocos y lejos ¡Qué razón tienen todos los refranes y qué listo es el pueblo cuando los compuso tan a la medida. Saludos.