Mi padre en aquellos tiempos se tiraba casi todo el día trillando él mismo, pues cuando cogíamos la yunta los pequeños, se nos dormían las mulas y encima con tan poco peso, no se trillaba nada. Nada más hacer el relevo, daba el padre cuatro gritos y las mulas volaban. Como sabían ellas que trillaban con niños...El pobre padre tenía que volver la parva y encima sin descansar cogía el trillo. Encima era el que más madrugaba. Pobres hombres de entonces. Por no tener no tenían ni un día de vacaciones. Ahora con su misma edad nos vamos en avión a Canarias o a donde sea. Un recuerdo para ellos. Saludos.