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DEZA: Algunos chicos estábamos condenados al trillo. No era...

Algunos chicos estábamos condenados al trillo. No era mi caso pues mi padre volvía la parva, encendía su cigarrillo en la casilla en donde no había peligro de incendio y en acabarlo nos cogía la yunta y trillaba hasta que había que darle de nuevo la vuelta o bien con la horca o bien con la pala o bieldo que se llama en otros lados. Al soltar cuando se consideraba tillada la parva nos revolcábamos por ella un ratillo pues querías sentir en tu cuerpo y el alma un trbajo hecho con tanto sacrificio. Mi padre dejaba que las mulas comiesen un momento de lo trillado y así cogieran fuerza para recogrla con el rastrón. Un saludo.