Hace ya muchos decenios, en Deza, cuando todavía no se conocían los herbicidas, había años que se perdían las cosechas por causa de la hierba en muchas paradas, en las que había sembrados. Se apoderaban las malas hierbas y no tiraba la cosecha, que era otra hierba y que se consideraba como la buena. Mi padre me contaba que mis abuelos habían estado en la Casa Llero de administradores y que no cogían ni un cencerro de grano, todo por culpa de las mielgas, que era una plaga de hierba parecida a la alfalfa; pero que se extiende por el suelo y mata el sembrado. A ésta no la llegó a esterminar el herbicida; si no la vertedera. El arado romano no la pillaba y siempre se escapaba por la derecha o la izquierda, apartando a las orejeras que eran las que le podían hacer "pupa". En cambio la vertedera la cortaba con la cuchilla que va rascando por la parte baja y en poco tiempo dejó de ser el peligro noº 1 y las tierras comenzaron a dar ciento por uno, cosa que parecía imposible. En la Casa Llero se cogen actualmente muchos vagones y no cuatro cencerros de grano, como se cogían antaño. O sea que se pasó de pasar hambre a la opulencia solamente por una cuchilla que se colocó debajo de un apero, en vez de llevarla al costado, que era lo habitual. Seguiremos...Un abrazo.