En este edificio está instalado el Ayuntamiento de Deza. Hay una sala, exclusivamente para ordenadores públicos en los que entran personas mayores, jóvenes y niños para pasar un rato, hacer alguna consulta y sobre todo para corregir datos del catrastro, que están hechos una pena. Hasta aquí todo perfecto. La anomalía está en que no se puede respirar por el olor de tabaco de los fumadores que además de fumar tienen los ceniceros llenos de colillas y nadie se cuida de vaciarlos. No me explico cómo puede ser esto, estando expresamente prohibido fumar en lugares públicos. Además de poner un letrero de prohibición, se debería denunciar al que fume. Resulta que yo no fumo por consideración y respeto al hijo que estoy esperando y otros no cumplen con las leyes ¡Fuera el tabaco de este lugar...! También soy partidaria de que sobra en todas partes. Un besito dezanos.