Yo me enamoré de un mozo, precisamente en el día de los Santos Inocentes. Yo pensé que él también lo sería; pero me salió un pájaro de primera. No me quedó otro remedio que atarlo corto y llevarlo con tiento pues se me iba detrás de la primera que pasaba. Después de ir a la mili vino hecho un hombre, nos casamos y somos una familia común, en los que hay temporadillas muy buenas y otras más flojas; pero con una media que se puede definir como feliz. Asi es la vida. Un abrazo muy fuerte.