Guardar un trillo como recuerdo en nuestras casas todavía tiene pase mientras no sea una casita de aquellas que dijo una ministra, de treinta metros. Lo imposible es guardar ya su sucesora la máquina de trillar y no digamos nada de conservar la cosachadora que es el último modelo y compendio de otros muchos trabajos como el de siega, trilla, aventado etc... Y tan rápida qe hace en una hora lo que una cuadrilla de hombres y mulas y otras cosas adicionales, necesitaba dos meses de nervisismo, de sudor, de impotencias muchas veces y de madrugones. Y contando que estaba a nuestro favor el sol que no era tan perjudicial como ahora, que lo hace imposible, la pérdida de la capa de ozono. En aquel tiempo el sol nos mantenía morenos; pero sanos y con unas ganas de comer, que no quedaba olla de adobo en casa, que no estuviese vacía. Ni tonel de vinillo, sin acabar. Recuerdos del abuelo...un abrazo.