Un saludo para el biznieto del tio Ponciano, hombre de caracter, buen conversador y gran contador de anécdotas a pesar de que su cultura de agricultor de aquellos tiempos no diera para mucho. Yo lo recuerdo con su mano metida en la faja, su chaqueta colgada en el hombro y con su cigarrillo en los labios. Tenía la era allá ariba en lo mas alto del Cerro de la Horca, con buenas vistas a los cuatro puntos cardinales. El que mejor veía de donde venían las tronadas y posiblemente el único que no necesitaba máquina de ablentar, por el buen airecillo que siempre andaba en aquel alto. Se llama el Cerro de la Horca. Por algo será...Un saludo.