En esta zona había a principios del siglo pasado varios lagares, bodegas y un prensador del orujo. En los lagares se pisaban las uvas pisoteando los racimos hasta machacarlos para que dieran el mosto. Se hacía esta operación sobre unos tablones, no muy ajustados por los que marchaba el liquido que se iba generando. Después se echaba todo dentro del pozo del lagar y se volvía a hacer la misma operación con otra tongada, hasta acabar la faena. Así mientras hubiera uva. Se dejaba todo, fermentando unos cuarenta días, despues de los cuales se sacaba el vino, por un lugar en donde salía por gravedad o sea un punto mas bajo. Dentro del lagar se quedaba el orujo que era la masa sólida y había que sacar a cestas y después prensar para casar el vino que retenía la pulpa de la uva. Seguiremos contando el paso siguiente...Un abrazo.