También en Deza había y creo que todavía se conservan varios navajos de agua de lluvia y que están a la intemperie. El mas cercano lo tenemos en la ermita de San Roque que recoje el agua de los tejados y una poca de la cuneta de la carretera y del camino. Suelen tener color rojizo por llevar en suspensión tierra arcillosa, tan común en nuestro pueblo. En el mismo camino, hay otro un poco mas adelante y desconozco el nombre que tiene. Uno muy redondito y muy majo está en el Ráido, cerca del corral donde cerraba las ovejas el Darío. Una cosa curiosa es lo que pasa en estas aguas estancadas: al principio, si estaban secas, no tienen vida y cuando se llenan de agua aparecen mil clases de bichitos muy raros y hasta exóticos y ranas que solo Dios sabe de donde han venido. Tal como si existiese la generación espontánea que sabemos que no es cierta. Este año 2005, con lo poco que ha llovido hasta la fecha, creo que todos estarán secos. Mi deseo es que se llenen y tengan vida. Un abrazo.