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Esta si que es una caldereta auténtica, de las que se usaban para la cocción de las morcillas y que en ese aspecto ya están jubiladas; pero que vienen muy bien para el guiso del toro y para tenerlas relucientes pues hay que usarlas por lo menos una vez al año. El brillo se les saca de dentro y se dejan como un sol, si bien el exterior sigue con ese jorgún suyo de toda la vida y que lo da el humo de leña que arde debajo lentamente ; pero contínuo para que el guiso no se somalle ni se queme. Yo particularmente creo que todos los alimentos tienen otro gustillo especial si se han preparado con leña. Un ejemplo son las chuletas con sarmienos, por poner uno solo. Un abrazo... Que este abuelo a mí también me está asando. No se como tengo tanta paciencia para escribir sus comentarios.