Esta balconada tan especial que estamos viendo, se le llamaba en sus buenos tiempos el mirador de San Sebastián. Aqui se reunía la familia y alguna amiga para tomar el sol en los meses que no quemaba y sabía bueno, para pasar el rato hablando y haciendo algunas labores femeninas. Está situado en un lugar privilegiado en donde no falta el sol en todo el día desde que sale, hasta la puesta. Ahora ya podéis ver el estado en que se encuentra: en plena ruina, para verguenza de quien sea, que no sabremos de quien; pero que es una lástima... Un abrazo.