Esta Semana Santa, paseando por la carretera, desde Deza a San Roquillo, se han visto hasta tres escuerzos muertos recientemente. Vaya desastre para los pobres bichos. Por cierto me encontré uno vivo saltando por las calles y lo cogí para echarlo a una huerta cercana al estaba en peligro de muerte. Sólo hubiera hecho falta que lo hubiera encontrado alguna otra persona que no sabe de los beneficios que aporta al hombre y que le tienen aversión sin motivo. Saludos del abuelo.