Más felonía. Estos matan los toros con mil artilugios que dejan al bicho paralizado antes de morir del todo. Se recrean clavándole todos los instrumentos de tortura que han inventado y hay veces que cuelgan catorce banderillas que les sirven a ellos para lucirse delante de un público embobado, con la boca abierta, de sus heroicidades. Y venga cabrolas y cabriolas con su montura... Ya vale hombre.