Bueno no se si eres chico o chica pero por lo que dices eres muy joven. No es un cuento ni una leyenda pues fue una realidad. Yo soy mayor y conocí a Cristeta por lo cual te puedo contar la historia un poco por encima, simplemente con algunos detalles pues sería muy larga. La Cristeta era una chica alegre hasta que el Juan se metió en su vida y se la complicó hasta el extremo que él pensó que podía hacer con ella lo que quisiera, incluso matarla, como lo hizo. Todo fue debido a que estaba indefensa pues no tenía madre y su padre, Teodoro, era viejecito y la hermana que tenía estaba sirviendo en Madrid. Si hubiese tenido un hermano a su lado, a lo mejor el fanfarrón no hubiera tenido agallas para llegar tan lejos: al asesinato. Aunque el mozo era un poco tirado "para lante", no lo demostró con otras pues alguna ya le había dado calabazas y no se regulló. Se veía soltero pues ya tenía treinta años y mira por donde le gustó una jovencia, de veinte. Total que la pobre Cristeta al verse tan acorralada y asediada le contestó que bueno... Que ya veríamos mas adelante, que si, que no...Y él se lo creyó tanto que ya estaba buscando donde preparar el nido para la pollita. Pero la pollita se lo pensaba y pensaba y no sabía como deshacer el embrollo en que la habían metido y se fué a Madrid con la hermana a la cual le contaría todo detalladamente. Pero claro el pobre padre había quedado sólo en casa y tampoco era plan y tendría que enfrentarse con la realidad, coger el toro por los cuernos que se dice y volver al pueblo para resolver el asunto, costara lo que costará. Y vaya si costó. Es lo que estaba esperando su "novio" tan mosqueado que hasta se hecho un cuchillo en la faja y fue a donde ella acostumbraba a fregar su cacharos que era en la piedra que todavía se conserva en el Suso, en donde bajaba un buen chorro de agua pues no se cogía para el pueblo y tampoco era tiempo de riegos.
Es de suponer que el susto fue morrocotudo pues lo que menos se esperaba ella era encontrarse tan pronto y a solas con ese hombre que temía pues ya la había amenazado para intimidarla, diciéndole que para él o para nadie. Arrostrando todas las consecuencias que podían acompañar a su decisión, le dijo que quizá mas adelante, que por ahora no, que era muy joven , que su padre... Escusas que le sirvieron de poco. Entonces Juan sacó el cuchillo y le asestó dieciseis puñalas en total, ensañándose en su pobre cuerpo indefenso y agachada según estaba fregando sus cacharos de la comida.
Los chico de entonces, al oir el relato y los gritos de la gente que corrieron más rápido que la pólvora, enseguida nos agolpamos allí viéndola caida de bruces en el agua. Una visión muy dramática que nos ha acompañado a través de nuestra vida. El asesino con su cuchillo en la mano se fue voluntariamente a entregar a la guardia civil y ...todo lo demás ya te lo puedes imaginar. Esto sucedió en Deza el día cuatro de abril de mil novecientos treinta y cuatro. Corrió una paesía del relato, que creo que alguién te la podrá conseguir si preguntas, por ejemplo a tus abuelos. Recuerdos del pasado lejano, de un viejo ya.
Es de suponer que el susto fue morrocotudo pues lo que menos se esperaba ella era encontrarse tan pronto y a solas con ese hombre que temía pues ya la había amenazado para intimidarla, diciéndole que para él o para nadie. Arrostrando todas las consecuencias que podían acompañar a su decisión, le dijo que quizá mas adelante, que por ahora no, que era muy joven , que su padre... Escusas que le sirvieron de poco. Entonces Juan sacó el cuchillo y le asestó dieciseis puñalas en total, ensañándose en su pobre cuerpo indefenso y agachada según estaba fregando sus cacharos de la comida.
Los chico de entonces, al oir el relato y los gritos de la gente que corrieron más rápido que la pólvora, enseguida nos agolpamos allí viéndola caida de bruces en el agua. Una visión muy dramática que nos ha acompañado a través de nuestra vida. El asesino con su cuchillo en la mano se fue voluntariamente a entregar a la guardia civil y ...todo lo demás ya te lo puedes imaginar. Esto sucedió en Deza el día cuatro de abril de mil novecientos treinta y cuatro. Corrió una paesía del relato, que creo que alguién te la podrá conseguir si preguntas, por ejemplo a tus abuelos. Recuerdos del pasado lejano, de un viejo ya.