Este noble edificio de los Finojosa estuvo cerrado y abandodonado durante varios años. Sólo una pequeña parte lo ocupaban las dependencias del frente de juventudes en donde había un pin-pon, una sala de lecturas, juegos de masa y una estufa para calentarse. El conserje se llamaba Venancio, que era un mutilado de guerra y al que le faltaba una pierna que perdió por culpa de una bala de cañón estando en el frente en Huesca. Posteriormente instalaron la central de telefónica. Sigue ocupándolo en la actualidad. Seguiremos...Adiós dezanos.