De mi niñez todavía conservo el hábito de coleccionar tabas pero he perdido la habilidad de jugar con ellas. En la actualidad las utilizo de manera muy diferente: como ayuda para desarrollar algunos programas de ejercicios en la rehabilitación física de pacientes con alguna patología de la mano. La versión moderna en plástico y de colores son los “go-gos”, me resultan realmente simpáticas. Las nuestras las pintábamos con laca de uñas, o con micromina. Mi pelota era pequeña, se adaptaba muy bien a mis manos, de goma, del color del ladrillo rojo, con un dibujo en relieve similar al que tienen las de baloncesto, botaba muy bien.
Para el juego de “las tabas”: se necesita una superficie plana, mesa o piedra. Se emplean tabas (huesos) de cordero, aunque también se juega con las de carnero o cabra, apreciadas por resultar más duras y brillantes que las de cordero que se estropean antes por ser su hueso de consistencia más blanda. Hay que acompañarse de una pelota pequeña o una canica. Las tabas presentan cuatro caras diferentes según sus posiciones. Dos de las caras son anchas o de mayor superficie y las otras dos estrechas o laterales estrechos. Cada jugadora tiene un número igual de tabas. Suelen ser seis, a veces ocho o doce. El juego más extendido y más común consiste en ir colocando las tabas en las cuatro posiciones que se corresponden con las cuatro caras. Una niña empieza el juego echando las tabas, previamente revueltas y mezcladas entre las manos, sobre la superficie plana en la que se va a jugar. A continuación lanza la canica hacia arriba, la cual habrá de ser recogida en el aire sin dejar que caiga. Mientras la canica esté en el aire la jugadora debe coger al menos una taba que presente la posición de su cara en la forma correcta. Al mismo tiempo debe procurar volver del lado adecuado las tabas que se encuentren en cualquiera de las otras tres posiciones, ya que el juego consiste en recoger todas las tabas después de ser vuelta su cara correspondiente del lado correcto. Sólo puede lanzarse la canica tantas veces como tabas haya sobre la mesa; se exceptúa el caso en el que al echar las tabas al comienzo del juego no quede ninguna con la cara deseada arriba y, para darle la vuelta a alguna, se permite entonces la canica una vez, sin que haya que recoger taba alguna. Se pierde cuando se falla en coger la canica o cuando no se consigue tener taba alguna preparada para ser cogida en la posición requerida. Cuando se han recogido todas las tabas de una cara se repite el juego con las tabas en otra posición y así hasta completar los cuatro lados diferentes.
Probad a jugar con una, se requiere, coordinación, concentración y tiempo. Ah! Flexibilidad y resistencia para ir a buscar la pelota cada vez que se escapa. Un saludo, C.
Para el juego de “las tabas”: se necesita una superficie plana, mesa o piedra. Se emplean tabas (huesos) de cordero, aunque también se juega con las de carnero o cabra, apreciadas por resultar más duras y brillantes que las de cordero que se estropean antes por ser su hueso de consistencia más blanda. Hay que acompañarse de una pelota pequeña o una canica. Las tabas presentan cuatro caras diferentes según sus posiciones. Dos de las caras son anchas o de mayor superficie y las otras dos estrechas o laterales estrechos. Cada jugadora tiene un número igual de tabas. Suelen ser seis, a veces ocho o doce. El juego más extendido y más común consiste en ir colocando las tabas en las cuatro posiciones que se corresponden con las cuatro caras. Una niña empieza el juego echando las tabas, previamente revueltas y mezcladas entre las manos, sobre la superficie plana en la que se va a jugar. A continuación lanza la canica hacia arriba, la cual habrá de ser recogida en el aire sin dejar que caiga. Mientras la canica esté en el aire la jugadora debe coger al menos una taba que presente la posición de su cara en la forma correcta. Al mismo tiempo debe procurar volver del lado adecuado las tabas que se encuentren en cualquiera de las otras tres posiciones, ya que el juego consiste en recoger todas las tabas después de ser vuelta su cara correspondiente del lado correcto. Sólo puede lanzarse la canica tantas veces como tabas haya sobre la mesa; se exceptúa el caso en el que al echar las tabas al comienzo del juego no quede ninguna con la cara deseada arriba y, para darle la vuelta a alguna, se permite entonces la canica una vez, sin que haya que recoger taba alguna. Se pierde cuando se falla en coger la canica o cuando no se consigue tener taba alguna preparada para ser cogida en la posición requerida. Cuando se han recogido todas las tabas de una cara se repite el juego con las tabas en otra posición y así hasta completar los cuatro lados diferentes.
Probad a jugar con una, se requiere, coordinación, concentración y tiempo. Ah! Flexibilidad y resistencia para ir a buscar la pelota cada vez que se escapa. Un saludo, C.