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DEZA: Estos enormes peñascos que estamos contemplando y cuyo...

Estos enormes peñascos que estamos contemplando y cuyo paraje se llama Antoñana, tienen la particularidad de estar llenos de hoquedades y agujeros muy apropiados para que los córvidos y las aves rapaces hagan sus nidos. De hecho así sucedía hasta los años 60, aproximadamente del siglo pasado, en que poco a poco fueron desapareciendo casi hasta la extinción puesto que solo anidan unas pocas parejas testimoniales. En aquel entonces en el campo se criaban los saltamontes a millones y era la comida habitual de los primeros. Las rapaces a su vez se alimentaban de la abundancia de grajos y grajillas. Las grajillas anidaban aparte, no se que criterios tendrían establecido entre ellos y ellas pues solo se diferenciaban de los grajos en que las patas de unos eran negras y las de los otros rojas; el pico también es algo diferente. Las grajillas tienen el pico mas largo y puntiagudo con la particularidad de que la parte inferior sobrepasa a la superior y las comisuras las tienen rojas también. El grajo lo tiene negro, mas corto y mas robusto. Las grajillas decían que eran buenas para comer y el grajo no apetecía a nadie como manjar, si bién tengo que contar que una vez vi guisar un par de cuervos, también de la misma familia y merendárselos tan a gusto una cuadrilla de chicos.
Se supone, por lo menos es mi parecer, que su desaparición comenzó con el sulfatado de los campos con pesticidas o sea con hervicidas e insecticidas. Ahora para encontrar un saltamontes en Deza te ves negro y antes era plaga habitual cada año o sea que algún hábitat ha cambiado desde entonces. Pudo ser quizá una plaga desconocida tal como sucede en estos tiempos con la gripe aviar; pero pensemos que si ahora hubiera aquella cantidad de entonces no habría comida para tantos ni en los campos ni en la vega puesto que también atacan la fruta y se la comen. Recuerdos de Deza.