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Buenos días Deza: El 27 de diciembre de aquellos tiempos, vísperas de Loa Santos Inocentes, todos los quintos de aquel año (26 en el mío) ya estábamos haciendo y programando las muchas cosas que pensábamos llevar a cabo, en "nuestro día" grande. Ya se habían ensayado los pregones o bandos, escogida la casa y la cocinera para la gran farra y naturalmente, el menú. Este podía variar en su composición, según los gallos arrestados y requisados según la costumbre, juntamente con las vueltas de chorizos que se hubiesen desprendido de las varas que las señoras tenían secando en la cocina y que por descuido quedaban fuera del alcance de la vista de su dueñas tan solo durante unos segundos y algo mas que pudiese caer...
Por la tarde, ya de noche (pues ahora enseguida se viene encima) echábamos a suerte con las cartas los cargos a desempeñar el día siguiente y al que le cayera el orete, ese era el alcalde. Si el pobrecillo no tenía preparada capa, se buscaba entre las amistades. Por cierto a mi me tocó serlo y una familia sacó del arcón la capa del abuelo y me la prestó. Aún ahora les estoy reconocido a pesar de habernos dejado hace tiempo. Al que le tocaba de "aguacil" tenía que ir a pedir la gaita de los prepones a su homónimo, idem la chapa de los guardas rurales...
Buenos días Deza y un abrazo del abuelo.
Por la tarde, ya de noche (pues ahora enseguida se viene encima) echábamos a suerte con las cartas los cargos a desempeñar el día siguiente y al que le cayera el orete, ese era el alcalde. Si el pobrecillo no tenía preparada capa, se buscaba entre las amistades. Por cierto a mi me tocó serlo y una familia sacó del arcón la capa del abuelo y me la prestó. Aún ahora les estoy reconocido a pesar de habernos dejado hace tiempo. Al que le tocaba de "aguacil" tenía que ir a pedir la gaita de los prepones a su homónimo, idem la chapa de los guardas rurales...
Buenos días Deza y un abrazo del abuelo.