Lo que es seguro que haría y hago es disfrutar de lo que hay, por lo menos es lo que hice la última vez que estuve en Deza. En el pueblo cada sonido es importante. Todavía podemos oír la campana llamando a misa. El gallo canta de una manera muy clara de madrugada. Canta todo el día pero a esas horas parece que se esfuerza más en hacerlo mejor, o que lo oímos sin ningún otro ruido. Me pregunté si solo había un gallo en el pueblo. Me di cuenta que no había visto nunca al gallo pese a tenerlo allí enfrente, se ve que solo me interesaba su canto y siempre que cantaba me lo imaginaba como yo quería que fuera. Decidí que ese día iría a conocerlo. Para mi sorpresa es blanco (yo me lo imaginaba como el de la foto). Precioso con un plumaje resaltado si cabe por unas pocas plumas de color vainilla sobre el lomo. El pobre tenía el cuello pelado, supongo que le saldrán las plumas. Había otros dos gallos enanos, a mí me lo parecieron. Conclusión, me gustan los gallos, y mas si te despiertan y descubres que aunque no tengas un duro el labio de tu mujer está suavito aunque sea con depilación. Saludos, C.