No sé si seguirá la tradición, pero me gustaría saberlo. Aquel día era una fiesta para todo el pueblo. La noche anterior se sorteaban los cargos y cada uno se proveía del instrumento de su función. El alcalde y el juez con sus capas y sombreros, los guardias con las chapas de los guardas jurados, el alguacil con su trompeta y el resto con sacos para visitar los gallineros. Aquel dia mandaba ese "ayuntamiento" y se permitían frivolidades, sobre todo en el bando. La gente no se ofendía si le faltaba una vuelta de chorizo o morcilla; al fin y al cabo al año siguiente le tocaría a su hijo o sobrino. un saludo al abuelo. Viva deza!!