En este puente antes de repararse y ya hace muchos años también, se reunían los pastores que iban por la tarde a sus ganados. En aquellos tiempos los que cuidaban los rebaños, en verano los sacaban a comer ya cuando refrescaba el día y estaban toda la noche pastoreando y entraban al corral ya con el sol bastante alto. Aquí venía el guarda y comentaba con ellos a ver quién era el que había cometido alguna inflacción ( como podía ser comerse sus ovejas algún sembrado sin segar) y habría expediente sancionador para que se pusiese en comunicación con el dueño y llegar a un acuerdo en cuanto a los daños ocasinados. Este era el camino más corto; pero a veces tenía que intervenir el juez de paz como mediador. Había otros puntos de encuentro en el Tejar, en San Roque y en la ermita de la Soledad. Como podéis ver no faltaban los pastores en Deza pues había lo menos cuarenta. Se iban a dormir a media mañana y se levantaban a media tarde. Si se echaban alguna siestecilla por la noche les podía resultar caro pues perdían el control de las ovejas y sabe Dios donde podían ir a su aire. Un abrazo del abuelo.