Por Deza me lo he pasado muy bien con mis amigos Pablo, Henar y Cristina. Los primeros días le dí fuerte a la bicicleta; pero la última semana no la he sacado del garage. Lo peor de Deza es que ha hecho frío por las noches y no hemos podido jugar por la plaza y por las calles. De los siete pollitos que lleve os tengo que contar que tuvieron mucho éxito entre mis amiguetes y cada poco tiempo íbamos a hecerles una visita y cogerlos y acariciarlos aunque se volvieron muy vivos y no se dejaban coger ya que estaban sueltos en un corral bastante grande. Por la noche había que refugiarlos dentro de un casita pues tenían frio y por las mañanas siempre estaban al sol y escarbando en la tierra con sus patitas. Se quedaron en una granja de un buen amigo que los cuidará mejor que nosotros. Al año que viene repetiremos la experiencia pues ha sido muy positiva. Ya tengo otra vez ganas de ir al pueblo de mi abuelo Vicente. María.