Mi abuela, cuando yo era pequeña me enseñaba muchas cosas; pero hay una referida a Santa Bárbara, que me decía que protegía contra los rayos. Para ello cuando tronaba se le hacía la siguiente oración.
Santa Bárbara bendita
Que en el cielo estás inscrita
Con papel y agua bendita:
En el ara de la cruz,
Pater nostre. Amén Jesús.
Yo desde luego, no soy agnóstica y creo, aunque no tanto como para aceptar que la Santa interceda por nosotros, por dirigirle cuatro palabras. Pero observé durante mi vida y ya tengo muchos años, que en la ermita de San Roque, en la que permanecía todo el verano de guardia Santa Bárbara, nos refugiábamos a veces en las tormentas, mucha gente con sus mulas y a pesar de estar en un alto nunca cayó un rayo y nunca hubo sustos ni accidentes por tormentas. Es así como se demuestra la incercesión de la Santa a la que se dice que nadie se acuerda de Santa Bárbara, hasta que truena. En aquellos tiempos acarreábamos con las mulas algunas mujeres casadas, las mozas y los chicos jóvenes o sea todas las personas que no segaban con la hoz; aunque en Deza había una sola mujer que segaba más que un hombre y se llamaba la tia Correana. Recuerdos de una dezana que nunca olvida a su pueblo. Viva Deza.
Santa Bárbara bendita
Que en el cielo estás inscrita
Con papel y agua bendita:
En el ara de la cruz,
Pater nostre. Amén Jesús.
Yo desde luego, no soy agnóstica y creo, aunque no tanto como para aceptar que la Santa interceda por nosotros, por dirigirle cuatro palabras. Pero observé durante mi vida y ya tengo muchos años, que en la ermita de San Roque, en la que permanecía todo el verano de guardia Santa Bárbara, nos refugiábamos a veces en las tormentas, mucha gente con sus mulas y a pesar de estar en un alto nunca cayó un rayo y nunca hubo sustos ni accidentes por tormentas. Es así como se demuestra la incercesión de la Santa a la que se dice que nadie se acuerda de Santa Bárbara, hasta que truena. En aquellos tiempos acarreábamos con las mulas algunas mujeres casadas, las mozas y los chicos jóvenes o sea todas las personas que no segaban con la hoz; aunque en Deza había una sola mujer que segaba más que un hombre y se llamaba la tia Correana. Recuerdos de una dezana que nunca olvida a su pueblo. Viva Deza.