Cuando surge un accidente o frente a cualquier contrariedad importante en la vida, lo mejor será encajar el problema de forma constructiva. Si te dejas llevar por el sentido negativo de la desgracia, solo conseguirás agravar el problema. Si por el contrario lo aceptas como una realidad ineludible, podrás hacer frente a él con mas realismo y te servirá como acicate para prepararte y avanzar en el largo camino de la sabiduría, no como acumulación de conocimientos dispersos, sino como comprensión de la totalidad posible que nos hará más humanos, más solidarios y más humildes.