Tirado el andrajoso por los suelos
añora sus recuerdos muerto en vida.
La calle, su morada ennegrecida,
ahoga bajo lluvia sus anhelos.
Hastiado de vivir con ladronzuelos
huyendo como bestia en estampida
repudia su escondrijo en la guarida
causante de suspensos y revuelos.
Mirando al cielo increpa con sarcasmo:
¿por qué Señor propinas tal calvario?
¡mi mente está sumida en un marasmo!
Hincado frente a un confesionario
aguarda resignado y sumo pasmo
el juicio celestial de aquel santuario.
añora sus recuerdos muerto en vida.
La calle, su morada ennegrecida,
ahoga bajo lluvia sus anhelos.
Hastiado de vivir con ladronzuelos
huyendo como bestia en estampida
repudia su escondrijo en la guarida
causante de suspensos y revuelos.
Mirando al cielo increpa con sarcasmo:
¿por qué Señor propinas tal calvario?
¡mi mente está sumida en un marasmo!
Hincado frente a un confesionario
aguarda resignado y sumo pasmo
el juicio celestial de aquel santuario.