Cuando colgué en el foro este libro de Ezequiel Solana, debería haberlo escaneado, pero hice una foto y con el flash ha salido borroso y demasiado luminoso. Este libro, como digo, lo tengo como un pequeño tesoro que me recuerda aquellos fríos días de mi niñez en Deza; en la calle una gran nevada- no como la del cuento del abuelo-, en el interior de la escuela de D. Jesús una treintena de niños soportando el humo que producía el serrín húmedo de la estufa, mientras comenzábamos la lectura de este libro que nos enseñaba tantas cosas. Lo abro y leo una página dedicada a Petrarca- demasiado quizás para niños de ocho o nueve años-, pero siempre se queda algo porque no se trata de estudiar los pensamientos y la obra del célebre humanista, sino que el autor, de un modo didáctico, nos quiere mostrar la afición a la lectura que tenía este personaje.
Después de la moraleja, glosando la importancia de los libros, el autor entra en un capítulo que se llama conversación, en el que se formulan una serie de preguntas acerca de la lectura con el fin de comprobar si el alumno ha comprendido lo que acaba de leer. Es importante porque, según estadísticas, la mayor parte de los alumnos no comprenden lo que leen. Así lo señala el informe PISA.
Quizás este libro se encuentre demasiado cercano a la enseñanza de la religión, digno de ser satanizado por muchos pero, aunque no soy religioso, yo lo prefiero así. En estos tiempos los responsables se preocupan más en quitar los crucifijos de las escuelas, propugnando eliminar la Navidad sustituyéndola por las Saturnales o mofándose de millones de personas riendo bajo una corona de espinas.
Manuel, se echan de menos tus participaciones.
Un saludo
Después de la moraleja, glosando la importancia de los libros, el autor entra en un capítulo que se llama conversación, en el que se formulan una serie de preguntas acerca de la lectura con el fin de comprobar si el alumno ha comprendido lo que acaba de leer. Es importante porque, según estadísticas, la mayor parte de los alumnos no comprenden lo que leen. Así lo señala el informe PISA.
Quizás este libro se encuentre demasiado cercano a la enseñanza de la religión, digno de ser satanizado por muchos pero, aunque no soy religioso, yo lo prefiero así. En estos tiempos los responsables se preocupan más en quitar los crucifijos de las escuelas, propugnando eliminar la Navidad sustituyéndola por las Saturnales o mofándose de millones de personas riendo bajo una corona de espinas.
Manuel, se echan de menos tus participaciones.
Un saludo