Sí, como se dice aquí, en aquellos tiempos pretéritos hubo maestros que aplicaron con un entusiasmo digno de mejor causa, o de figurar en los anales de los malos tratos, aquel principio de "la letra, con sangre entra". La descripción que hace pefeval es exacta y calcada a la que he oído que se aplicaba en bastantes escuelas de la época. Y digo oído, porque fui de los que aún tuvieron la suerte de no sufrir el mismo rigor que nos relata pues en la capital y en un colegio externo de frailes las cosas eran algo mejores. Claro que, alguna que otra bofetada también se escapaba, y más que bofetadas al que hacía alguna trastada. No cantábamos himnos políticos, ni izábamos o arriábamos banderas aunque, en cambio, eso sí, era preceptivo acudir al rosario todos los sábados y a la misa dominical. Y pasaban lista.
Hoy en ningún colegio se pega ni el más mínimo coscorrón por muy mal que se porte un alumno. Nunca se ha tratado tan bien a los chavales. Sin embargo, como dice el abuelo, la respuesta de éstos no siempre viene acompañada por el debido el resteto. Por decirlo suave. Y sobre el cariño, no sé, no sé. Debe ser el nuestro un país ciclotímico. En fin.
Hoy en ningún colegio se pega ni el más mínimo coscorrón por muy mal que se porte un alumno. Nunca se ha tratado tan bien a los chavales. Sin embargo, como dice el abuelo, la respuesta de éstos no siempre viene acompañada por el debido el resteto. Por decirlo suave. Y sobre el cariño, no sé, no sé. Debe ser el nuestro un país ciclotímico. En fin.