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DEZA: Aquel tiempo de las apariciones (?), fue el único tema...

Cuando coronas el alto de las Escaleras o el de San Roque, lo primero que te llama la atención, cortando el horizonte, es el majestuoso Moncayo.
Entre los muchos motivos que unen a Soria con Zaragoza, uno es El Moncayo. Aunque divide las dos provincias, son comunes sus costumbres y sus gentes; todos se han beneficiado de este monte que, con sus dos mil trescientos metros de altitud, busca el cielo. Lugar de contrastes, ora con pedregales, con tremendas buitreras y despeñaderos como las Peñas de Herrera, ora con selvas profundas y nieves perpetuas.
Lugar misterioso que inspiró a Becquer desde el Monasterio de Veruela y a Machado desde sus estribaciones en la tierra de los Albar González; lleno de leyendas como la de los “Hermanos envidiosos”, de gnomos, de aquelarres y brujerías.
Mis recuerdos alcanzan a los tiempos de mi primera juventud, cuando después de merendar en la bodega, animados por el vinillo de la tierra, con una vieja guitarra y una botella del rin-ran, cantábamos aquella jota:
Picos, picos del Moncayo
a cuantos pueblos mantienes;
a unos con cargas de leña
y a otros con copos de nieve.
Porque sus generosos manantiales como son el de Vozmediano, uno de los mayores de la Península, que nace ruidosamente en una cueva formando el río Queiles, riega la fértil huerta de Tarazona, y el Huecha, que transcurre por la vega de Borja y da de beber a muchos pueblos.
La leña, tan importante en otros tiempos, era aprovechada para la fabricación de carbón, que casi consistía en la única industria de algunos pueblos, como Calcena.
Otro de mis recuerdos de niño, es el que protagonizó el tío Mariano cuando, tras aparecérsele la Virgen (¿), ésta le pidió que peregrinara en romería hasta la cumbre para encender una hoguera que fuera visible desde Deza. Y casi todo el pueblo subimos a los montes para verla.
En fin, como digo al principio: las “Tres Hermanas del Moncayo” son otro de los muchos nexos entre Soria y Zaragoza.
Un saludo

Hola Pefeval: Me gusta el sentido de nexo que das al Moncayo, entre Castilla y Aragón, lugares ambos tan importantes de mi devenir. También me ha gustado el recuerdo a la peregrinación del tio Mariano, que hubo de hacerla con siete pares de calcetines como único calzado. Mejor lo pasaron sus acompañantes, que hicieron de la peregrinación una fiesta. Efectivamente presenciamos la hoguera desde San Roque, la mayoría de la gente del pueblo. Era la prueba del éxito en el viaje. La Virgen, creo que se quedó en el camino.

Un abrazo.

Aquel tiempo de las apariciones (?), fue el único tema de conversaciones en el pueblo. Unos lo creían y otros se mostraban más escépticos, pero no hay duda de que fue de gran relevancia en el pueblo y adyacentes. El bueno del tío Mariano iba coleccionando medallas de la Virgen que colgaba a su cuello con varias cadenas y, cuando se habló de subir al Moncayo, muchas personas se ofrecieron a acompañarlo y solamente eligió a unos pocos privilegiados. Creo que se les pidió que fueran sin calzado, pero fueron provistos de unos cuantos pares de calcetines de aquellos que hacían nuestras abuelas con cuatro agujas. Algunos jóvenes creerán que esto es una leyenda, pero esta historia es contemporánea y creo que aún vive alguno de sus acompañantes quienes declararon que no habían visto nada, pero que hicieron una divertida peregrinación.
Un saludo