DEZA Y SU TORO (DE "LA SORIA MÁGICA. FIESTAS Y TRADICIONES POPULARES" De Antonio Ruiz Vega)
(II) "Las fiestas del Toro del Santo Cristo de Deza fueron ya estudiadas por el etnólogo José Tudela, quien habla de ellas en su famosa introducción al primer (y último hasta ahora) Salón del Toro organizado por el grupo SAAS en los sesenta. Deza entraba por ello por la puerta grande de los taurobolios, pues el de allí culminaba -y culmina- en pantagruélica caldereta comunal que hace llenar de mesas toda la plaza mayor. Pero un interesante acto que se producía como rito preparatorio se ha perdido, aunque Tudela sí lo recoge en el mencionado trabajo.
Antaño los mayordomos de la cofradía del Cristo, que entraban a este cargo de modo voluntario y permanecían en el mismo mientras podían o querían, eran los encargados (entre otras cosas, como controlar los cepillos, limpiar la capilla, etc) de recorrer las calles arriscadas y vericuéticas de Deza a lomos de caballería y portando una enorme "romana" con dos capazos. Acudían entonces a las casas que habían ofrecido a sus hijos recién nacidos al Santo Cristo y en un capazo metían al niño y el otro lo llenaban de trigo. Lo que pesara el niño se pesaba en trigo y este preciado cereal pasaba a manos de la cofradía y sufragaba la compra del toro, que así se llamaba "Toro del Santo Cristo". Ni que decir tiene que la gran mayoría, por no decir la totalidad, de los niños nacidos en Deza eran ofrecidos al Santo Cristo y, además, la pesada no se hacía con mucho rigor, pues hasta los mismos padres se apoyaban en la balanza del niño para simular un peso mayor, pues era un orgullo contribuir a la compra de este toro que había de cosumir el pueblo entero". (Continuará) Saludos, Deza.
(II) "Las fiestas del Toro del Santo Cristo de Deza fueron ya estudiadas por el etnólogo José Tudela, quien habla de ellas en su famosa introducción al primer (y último hasta ahora) Salón del Toro organizado por el grupo SAAS en los sesenta. Deza entraba por ello por la puerta grande de los taurobolios, pues el de allí culminaba -y culmina- en pantagruélica caldereta comunal que hace llenar de mesas toda la plaza mayor. Pero un interesante acto que se producía como rito preparatorio se ha perdido, aunque Tudela sí lo recoge en el mencionado trabajo.
Antaño los mayordomos de la cofradía del Cristo, que entraban a este cargo de modo voluntario y permanecían en el mismo mientras podían o querían, eran los encargados (entre otras cosas, como controlar los cepillos, limpiar la capilla, etc) de recorrer las calles arriscadas y vericuéticas de Deza a lomos de caballería y portando una enorme "romana" con dos capazos. Acudían entonces a las casas que habían ofrecido a sus hijos recién nacidos al Santo Cristo y en un capazo metían al niño y el otro lo llenaban de trigo. Lo que pesara el niño se pesaba en trigo y este preciado cereal pasaba a manos de la cofradía y sufragaba la compra del toro, que así se llamaba "Toro del Santo Cristo". Ni que decir tiene que la gran mayoría, por no decir la totalidad, de los niños nacidos en Deza eran ofrecidos al Santo Cristo y, además, la pesada no se hacía con mucho rigor, pues hasta los mismos padres se apoyaban en la balanza del niño para simular un peso mayor, pues era un orgullo contribuir a la compra de este toro que había de cosumir el pueblo entero". (Continuará) Saludos, Deza.
