Para expresar la brevedad de la vida humana, el Barroco recurre habitualmente a la metáfora de las flores, con su fugaz belleza. Aquí tenemos el poema de Francisco de Rioja a una rosa, personalizada a la que le atribuye sentimientos humanos. Solamente dura un día la hermosura de la rosa, igual que la del ser humano desde el nacimiento a la muerte. Y la belleza se hace más patética, más emocionada, por la conciencia de su frugalidad.
A la rosa.
Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿Cómo naciste tan llena de alegría
si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo,
y no valdrán las puntas de tus ramas,
ni tu púrpura hermosa
a detener un punto
la ejecución del hado presurosa?
El mismo cerca alado
que estoy viendo rïente,
ya temo amortiguado,
presto despojo de la llama ardiente. (...)
Un abrazo.
A la rosa.
Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿Cómo naciste tan llena de alegría
si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo,
y no valdrán las puntas de tus ramas,
ni tu púrpura hermosa
a detener un punto
la ejecución del hado presurosa?
El mismo cerca alado
que estoy viendo rïente,
ya temo amortiguado,
presto despojo de la llama ardiente. (...)
Un abrazo.