¿tienes una panaderĂ­a?

DEZA: Argentina, como siempre, tan encantadora saludando...

Se haría innecesario aclarar que el motivo de esta sección no es otro que reflejar la visión de Deza desde otro ángulo distinto al de los propios dezanos. Deza, añado, no es muy afortunada en cuanto al trato -más bien se ignora- que se le da desde diferentes estamentos provinciales, pues es raro que se la mencione en vídeos, revistas provinciales, rutas... pues parece que coge a trasmano y no creo que haya otras razones raras. Y lo digo yo, que no soy dezano, porque si lo dijese un natural de allí alguien podría tildarlo de victimista. Parto de la base de que casi todo lo que voy a ir copiando aquí lo conocéis. Hace tiempo lo prometí, y aquí está después de recogerlo entre los papeles de la casa paterna.

Ángel Almazán de Gracia, en Diario de Soria, publicó hace años un reportaje que transcribo y que llevaba por título

DEZA Y CIHUELA A LAS PUERTAS

"Hay poblaciones en las que diversos acontecimientos históricos conmueven al visitante tanto o más que sus monumentos. Éste es el caso de Deza. Paseas por sus callejuelas, que tienen un aire morisco y aragonés indudable, y no puedes por menos que remontarte al pasado, como en Calatañazor o Medinaceli. Allí se respira la historia, la lleva el viento consigo formando remolinos en la mente del visitante."
(continúa)

(II)
Fue una de las plazass árabes más importantes y el conde García Fernández la conquistó el 3 de septiembre del 974. Supo, por sus embajadores en Córdoba, que Galib, el gobernador de la frontera media de Medinaceli, se encontraba en el Magreb, y partió desde el Alfoz de Lara hacia Deza, a la que saqueó, prosiguiendo su reconquista por Almenar y más allá de Medinaceli.
La noticia del descalabro agareno en Deza llegó a Córdoba el día 18 de ese mes e inmediatamente apresaron a los embajadores de García Fernández (ya no hubo más embajadores en ese siglo). Entre ellos o en su séquito se hallaba Gonzalo Gustios. Y al día siguiente llegaban a Córdoba las cabezas degolladas de los hijos de éste, los Infantes de Lara, que habían caído en una encerrona en los Campos del Araviana, cerca de Ólvega. Esta tragedia, y la venganza de Mudarra, originaría diversos romances que han conmovido desde entonces a generaciones enteras.
(continúa)

(III)

¡Y cómo no estremecerse al conocer el ritual macabro descubierto por Blas Taracena, en 1933, al excavar la necrópolis del llamado Cerro de los Judíos y encontrar la prueba arqueológica de que los judíos medievales clavaban los cadáveres de los suyos! Se descubrieron 57 sepulturas, con 600 clavos (incluyendo los fragmentos) en 38 de ellas (ocho de niños, tres de púberes y 27 de adultos). En la que menos había 5 clavos y en la que más hasta 37 clavos de hierro. Se clavaban sobre los músculos y también en la rótula, pies y cabeza. ¿Lo hacían pensando que así no perturbarían a la comunidad y familiares siendo fantasmas o vampiros de un muerto-vivo? ¿Tenía como función desangrar al fallecido como ritual a Yaveh? ¿O era para expiar las culpas cometidas, aunque no sucedería así en el caso de los niños?, digo yo. ¿O quizás era para asegurarse que no se enterraba vivo, temos muy extendido en la Edad Media? ¡En fin..., todo un misterio!
Pero no es ésta la única necrópolis interesante. A unos tres kilómetros al sur, Taracena encontró más de cien fosas visigodas de la segunda mitad del siglo VI. Su ajuar se guarda en el Museo Numantino, con los clavos judíos.
(Continúa)

(IV)

La población morisca fue muy numerosa en Deza. Los abundantes manantiales y sus fértiles huertas -regadas sobre todo por el río Deza, Henar o Lerar, que nace en Almazul, y por el Algadir (topónimo árabe para unos e ibérico-euskérico para otros, como el cerro Moto) les animarían a asentarse allí a partir de mediados del siglo XII. En Deza permanecieron hasta el 8 de julio de 1611; aquel día tuvieron que abandonarla 400 moriscos (...)

Hola dezanos, hola señor indagador, cuanto lees, eso esta bien es cultura.
espero te comunicaras con Montse, es una chica muy encantadoro.
un saludo

Argentina, como siempre, tan encantadora saludando a las gentes de este rinconcito de Soria, la rayana Deza. Está bien esto de tender lazos entre gentes de distintos lugares, y es que, a pesar de lo que pensase el señor Sabino y forofos seguidores, son más las cosas que nos unen que las que nos separan. ¿o no?
Un saludo.