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DEZA: Cuando no había máquinas de picar y rellenar chorizos,...

hola buenas noches Dezanos
, semana puramente otoñal, en la comarca de babia, metidos tambien de lleno en la matanza del cerdo o san martinos
desearos una feliz velada
hasta mañana

Buenas noches ROBER: Envidia nos dan esos días de matanza en el que recordamos viejos tiempos. Cuando yo era chico era festivo en casa, escepto para los mayores que no paraban en todo el día. Los chicos no íbamos a la escuela aun cuando el maestro nos llamara retrógrados y antidiluvianos.

Un abrazo.

Una matanza da mucho trabajo y la mayor parte se la llevan las mujeres. Ellas han de lavar los menudos a las pocas horas. Las lavarán con agua pura y sin contaminación posible. Porque las tripas tienen que quedar limpias como lo chorros del oro para que las morcillas no tengan ningún sabor extraño y donde los chorizos puedan dormir, hasta curarse adecuadamente, sin bacterias perjudiciales. Antes habrán tenido que colgar en el granero las asaduras, para que les den los aires fríos y se resequen un poco.

Un abrazo.

En mis tiempos, a media tarde venía algún empleado de ayuntamiento a pesar el cerdo pues había que pagar un canon por lo kilos obtenidos, logrados con tu trabajo y tus desvelos. Después según reglas establecidas por la práctica y las costumbres, se trocearía en partes diferenciadas unas de otras y se subiría todo a lugar seguro donde se comenzaría un proceso que acabaría, en poco tiempo, en jamones, lomos, chorizos, costillas…

Un abrazo.

En la cocina, al calor de la lumbre encendida, habría trabajo en rellenar las morcillas y cocerlas mientras la caldera en el hogar iba soltando vapor, señal de que estaba a punto. Vigilar que no hiervan muy aprisa, pincharlas con una aguja para que pierdan el aire retenido y comprobar por su estado, si ya están listas para sacarlas y que se enfríen poco a poco. De aquel caldo resultante de la cocción se harían sopas de pan y como había en abundancia, se repartiría entre la familia y los vecinos. Ellos te devolverían el favor cuando les tocara a ellas hacer lo propio. Después había que extender las morcillas sobre un cañizo para que las vaya secando el aire para después colgarlas en las “pugas” que había clavadas en las vigas del granero.

un abrazo.

Al día siguienteAl siguiente se retallaban los jamones y paletillas, se lavaban con agua de ajos y se ponían en sal. Ir preparando la carne que se ha de picar para hacer chorizos y güeñas. Tener listo y pesado el pimentón y la sal que hay que añadir. Había quién le echaba aquel amasijo de carne picada una copilla de orujo dejando todo ello en la terriza descansando para que fuese tomando los diferentes sabores. Era de obligado cumplimiento freír una sartenada de chichorretas para saber de antemano la calidad de nuestro preparado antes de ponerse manos a la obra para el llenado de las tripas.

Un abrazo.

Cuando no había máquinas de picar y rellenar chorizos, la carne, se picaba toda a mano y las tripas se llenaban con un embudo. Era en aquellos tiempos cuando salían unos embutidos artesanos verdaderos. Al corte se veían los trocitos de carne curada, sin estar todo revuelto y amasado como ahora. Porque en la actualidad el chorizo es un amasijo de carne en la que apenas se notan las diferentes tonalidades del magro y del poco tocino que debe llevar en su composición.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Por unos días las vueltas de chorizos recién hechas permanecerían colgadas en la cocina para que se secaran y se ahumaran un poco. En esos días el abuelo al pasar por debajo, siempre se mancharía la boina puesto que no está acostumbrado a la altura de aquel estorbo circunstancial, como es una vara de colgar chorizos en medio del paso de la cocina. Ahora solamente nos quedará sacar la manteca y echar los lomos y las costillas en adobo. Para volver a empezar seguramente con la matanza del segundo cerdo ... (ver texto completo)