La ausencia de los líderes de las principales economías del mundo así como la falta de concreción en los acuerdos alcanzados por los distintos países marcaron la primera jornada de la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria que se inició este lunes en Roma, en la sede de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas.
A excepción del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, la reunión estuvo caracterizada por la ausencia de los demás miembros del G-8, es decir, de las economías más potentes del mundo, hecho que fue subrayado por el director general de la FAO, Jacques Diouf, así como por los principales responsables de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales que participaron en el evento.
La cumbre contó, en cambio con la presencia del Papa Benedicto XVI, que esta mañana definió el hambre como "el signo más cruel y concreto de la pobreza" y lanzó un llamamiento contra "la opulencia y el derroche" en un mundo en el que pasan hambre más de 1.000 millones de personas.
A excepción del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, la reunión estuvo caracterizada por la ausencia de los demás miembros del G-8, es decir, de las economías más potentes del mundo, hecho que fue subrayado por el director general de la FAO, Jacques Diouf, así como por los principales responsables de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales que participaron en el evento.
La cumbre contó, en cambio con la presencia del Papa Benedicto XVI, que esta mañana definió el hambre como "el signo más cruel y concreto de la pobreza" y lanzó un llamamiento contra "la opulencia y el derroche" en un mundo en el que pasan hambre más de 1.000 millones de personas.