Vendaval que a mi pesar me llevas,
mecido en un halo de misterio;
que arrastras a tu paso mi delirio,
hundiéndome en tu dulce cautiverio.
Quiebras chopos y devastas cultivos,
doblegas los pinos hasta tocar suelo,
rompes mástiles de sólidos veleros,
impides al niño contemplar el cielo.
Respiro tu aliento, me miro en tu espejo,
perfumas mi vida, endulzas mi sueño;
alumbras mi noche y yo no te tengo.
Te poseo a veces y no soy tu dueño.
Marcho dirigido sin un norte cierto,
elevo mi alma, me quemo en tu cuerpo,
respiro en la playa, me ahogo en el puerto;
pienso en ti por siempre en mi desconcierto.
Detente ya pesadilla gloriosa,
armónico ciclón de mi tormento;
déjame ya para postrarme solo
ante tan bella gesta, que lamento.
Hay algo sublime que a nadie le cuento:
Estoy absolutamente enamorado del viento.
mecido en un halo de misterio;
que arrastras a tu paso mi delirio,
hundiéndome en tu dulce cautiverio.
Quiebras chopos y devastas cultivos,
doblegas los pinos hasta tocar suelo,
rompes mástiles de sólidos veleros,
impides al niño contemplar el cielo.
Respiro tu aliento, me miro en tu espejo,
perfumas mi vida, endulzas mi sueño;
alumbras mi noche y yo no te tengo.
Te poseo a veces y no soy tu dueño.
Marcho dirigido sin un norte cierto,
elevo mi alma, me quemo en tu cuerpo,
respiro en la playa, me ahogo en el puerto;
pienso en ti por siempre en mi desconcierto.
Detente ya pesadilla gloriosa,
armónico ciclón de mi tormento;
déjame ya para postrarme solo
ante tan bella gesta, que lamento.
Hay algo sublime que a nadie le cuento:
Estoy absolutamente enamorado del viento.